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Interseccionalidad
El abordaje de la desigualdad de género y las violencias basadas en género demanda de un conjunto de estrategias multisectoriales e integrales, que resulten efectivas y, a su vez, incluyan los enfoques de género, derechos humanos, interculturalidad e interseccionalidad.
El enfoque interseccional es una importante herramienta de análisis y programación que nos permite identificar cómo diversas identidades en su intersección generan múltiples formas de desigualdad, discriminación, exclusión y violencia. El principio de no dejar a nadie atrás nos invita a reconocer que existen poblaciones que enfrentan discriminaciones múltiples más allá del género y que deben ser priorizadas.
Las personas con discapacidad tienen tres veces más posibilidades de sufrir violencia física, violencia sexual y violencia emocional en comparación con las personas sin discapacidad (UNFPA y Management Science for Health, 2016).
Las mujeres indígenas son más vulnerables a la violencia de pareja que las no indígenas (OPS, 2014).
Las formas y ámbitos que adquieren las violencias contra las mujeres, jóvenes y niñas indígenas difieren según se encuentren ubicadas en zonas urbanas o rurales.
30% de las mujeres afrodescendientes han sufrido violencia física durante su infancia.
23% de las mujeres afrodescendientes ha sufrido algún evento de acoso sexual.
Las mujeres con discapacidad tienen hasta diez veces más posibilidades de sufrir violencia sexual: entre el 40 % y el 68 % de las mujeres jóvenes con discapacidad sufrirán violencia sexual antes de los 18 años(UNFPA y Management Science for Health, 2016).
La ausencia de información étnica en los registros administrativos y en las encuestas dificulta la caracterización de la prevalencia de violencia en mujeres y niñas indígenas (CEPAL, 2013).
64% de las mujeres afrodescendientes han sufrido violencia física a lo largo de su vida, en promedio regional.
Los ámbitos en los que se observa una mayor prevalencia de la violencia contra niñas y mujeres afrodescendientes son el escolar (78%) y el laboral (75%).
74,5% de las mujeres y niñas afrodescendientes que han sufrido violencia física no acudieron a la policía.